Todo llega a su fin. Hace más de medio año que se acabaron mis viajes, y hoy, con esta entrada, pongo fin a este blog.
Más de sesenta días viajando me hicieron cambiar totalmente mi manera de penar.
Ahora más que nunca comparto la idea de que hay unos mínimos comunes, como los Derechos Humanos, respetables pos todas las personas del mundo, sea cual sea su lejana cultura. ¿Qué me ha llevado a opinar así?
Muy fácil: el machismo de los Ndani, o el de Yemen que se ve a simple vista con el modo de vestir de las mujeres. Las injusticias con los niños, que aunque Botswana fuese una magnífica excepción, siguen existiendo: en países subdesarrollados muchos niños no tienen derecho a estudiar, un claro ejemplo era el niño que se ganaba la vida como guía turístico en Chad. La violencia entre las diferentes tribus. Las prácticas médicas ancestrales que dejan morir a cientos de personas(Obala). Y un largo etcétera.
También me ha hecho pensar que la sociedad occidental es una sociedad decadente en lo que a valores se refiere.
Ya sólo pensamos en una perfecta economía, en un consumismo egoísta o en un placentero tiempo de ocio. Pero, ¿qué hay de los valores de las personas? Lejos quedaron el valor de la amistad, la solidaridad, el amor, la bondad...
Ya no nos importa que haya gente trabajando a miles de kilómetros para que nosotros obtengamos “despreciable comida barata”, que haya niños explotados mientras nuestras bombas hacen explotar países enteros con dinero que cubriría todas las necesidades educacionales del mundo, nos da exactamente igual quién esté trabajando a cambio de un sueldo mínimo para que nosotros podamos llevar una camiseta que costó poco más de 10 euros...
Nos es indiferente que mientras el mundo occidental ríe, come a placer, viaja y otras tantas alternativas del ocio, el resto del mundo muera de hambre.
Críticas aparte, he visto cosas extraordinarias: una amistad en la que los amigos no hablan el mismo idioma, sociedades que se conforman con lo que tienen, gente que aún mantiene la fe en sus antiguas religiones, personas que todavía creen en el respeto, mujeres y hombres hospitalarios, comunidades humildes que te ofrecen lo poco que tienen...Valores como el de la amistad, la humildad, el respeto o la fe, valores que hace tiempo que no veo en mi ciudad, ni en mi comunidad, ni siquiera en mi país.
Esta vez, sentando precedente, no os haré preguntas, os daré mi respuesta a todo. Somos personas, una parte diminuta pero a la vez muy grande dentro del Universo, y si hay algo que nos distingue de cualquier otro ser, algo que nos hace grandes, es nuestra capacidad de querer al resto. Por tanto, si todos somos personas, y si podemos querernos, podemos conseguir crear un mundo en el que todos seamos iguales, sin injusticias, un mundo al que vuelvan los pequeños valores, los pequeños gestos que nos convierten en gigantes.
Respecto a mí, no hay mucho que contar. Me negué a hacer Medicina, y pese a la negativa de mis padres empecé a estudiar Magisterio, a la vez que escribo un libro contando mis aventuras por el mundo. Una editorial de prestigio parece estar muy interesada en que lo acabe. En el futuro quiero dar clase, formar a las personas para que un día lleguen a ser algo en esta vida, porque la educación es la base de un futuro desarrollo económico; los niños que ahora mismo juegan en el parque serán los encargados de llevar para adelante grandes países. Por eso, también quiero educarles en valores, para poco a poco poder ir reconstruyendo la decadente sociedad occidental.
Pasaré largos periodos en escuelas africanas, donde pocos niños cuentan con el privilegio de estudiar. Apropósito de esta situación os dejo un video con una preciosa canción.
Sed felices mis queridísimos blogeros.
Un abrazo muy, muy fuerte:
Vuestra amiga, SOFÍA.
Más de sesenta días viajando me hicieron cambiar totalmente mi manera de penar.
Ahora más que nunca comparto la idea de que hay unos mínimos comunes, como los Derechos Humanos, respetables pos todas las personas del mundo, sea cual sea su lejana cultura. ¿Qué me ha llevado a opinar así?
Muy fácil: el machismo de los Ndani, o el de Yemen que se ve a simple vista con el modo de vestir de las mujeres. Las injusticias con los niños, que aunque Botswana fuese una magnífica excepción, siguen existiendo: en países subdesarrollados muchos niños no tienen derecho a estudiar, un claro ejemplo era el niño que se ganaba la vida como guía turístico en Chad. La violencia entre las diferentes tribus. Las prácticas médicas ancestrales que dejan morir a cientos de personas(Obala). Y un largo etcétera.
También me ha hecho pensar que la sociedad occidental es una sociedad decadente en lo que a valores se refiere.
Ya sólo pensamos en una perfecta economía, en un consumismo egoísta o en un placentero tiempo de ocio. Pero, ¿qué hay de los valores de las personas? Lejos quedaron el valor de la amistad, la solidaridad, el amor, la bondad...
Ya no nos importa que haya gente trabajando a miles de kilómetros para que nosotros obtengamos “despreciable comida barata”, que haya niños explotados mientras nuestras bombas hacen explotar países enteros con dinero que cubriría todas las necesidades educacionales del mundo, nos da exactamente igual quién esté trabajando a cambio de un sueldo mínimo para que nosotros podamos llevar una camiseta que costó poco más de 10 euros...
Nos es indiferente que mientras el mundo occidental ríe, come a placer, viaja y otras tantas alternativas del ocio, el resto del mundo muera de hambre.
Críticas aparte, he visto cosas extraordinarias: una amistad en la que los amigos no hablan el mismo idioma, sociedades que se conforman con lo que tienen, gente que aún mantiene la fe en sus antiguas religiones, personas que todavía creen en el respeto, mujeres y hombres hospitalarios, comunidades humildes que te ofrecen lo poco que tienen...Valores como el de la amistad, la humildad, el respeto o la fe, valores que hace tiempo que no veo en mi ciudad, ni en mi comunidad, ni siquiera en mi país.
Esta vez, sentando precedente, no os haré preguntas, os daré mi respuesta a todo. Somos personas, una parte diminuta pero a la vez muy grande dentro del Universo, y si hay algo que nos distingue de cualquier otro ser, algo que nos hace grandes, es nuestra capacidad de querer al resto. Por tanto, si todos somos personas, y si podemos querernos, podemos conseguir crear un mundo en el que todos seamos iguales, sin injusticias, un mundo al que vuelvan los pequeños valores, los pequeños gestos que nos convierten en gigantes.
Respecto a mí, no hay mucho que contar. Me negué a hacer Medicina, y pese a la negativa de mis padres empecé a estudiar Magisterio, a la vez que escribo un libro contando mis aventuras por el mundo. Una editorial de prestigio parece estar muy interesada en que lo acabe. En el futuro quiero dar clase, formar a las personas para que un día lleguen a ser algo en esta vida, porque la educación es la base de un futuro desarrollo económico; los niños que ahora mismo juegan en el parque serán los encargados de llevar para adelante grandes países. Por eso, también quiero educarles en valores, para poco a poco poder ir reconstruyendo la decadente sociedad occidental.
Pasaré largos periodos en escuelas africanas, donde pocos niños cuentan con el privilegio de estudiar. Apropósito de esta situación os dejo un video con una preciosa canción.
Sed felices mis queridísimos blogeros.
Un abrazo muy, muy fuerte:
Vuestra amiga, SOFÍA.
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